martes, 14 de marzo de 2017

Juan Ignacio Pozo. En busca de la motivación perdida: recuperando la emoción de aprender (y enseñar)




LA INTELIGENCIA EMOCIONAL COMO UNA HABILIDAD ESENCIAL EN LA ESCUELA

Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera Pacheco Universidad de Málaga, España Nuestra sociedad ha valorado de forma pertinaz durante los últimos siglos un ideal muy concreto del ser humano: la persona inteligente. En la escuela tradicional, se consideraba que un niño era inteligente cuando dominaba las lenguas clásicas, el latín o el griego, y las matemáticas, el álgebra o la geometría. Más recientemente, se ha identificado al niño inteligente con el que obtiene una puntuación elevada en los tests de inteligencia. El cociente intelectual (CI) se ha convertido en el referente de este ideal y este argumento se sustenta en la relación positiva que existe entre el CI de los alumnos y su rendimiento académico: los alumnos que más puntuación obtienen en los tests de CI suelen conseguir las mejores calificaciones en la escuela. En el siglo XXI esta visión ha entrado en crisis por dos razones. Primera, la inteligencia académica no es suficiente para alcanzar el éxito profesional. Los abogados que ganan más casos, los médicos más prestigiosos y visitados, los profesores más brillantes, los empresarios con más éxito, los gestores que obtienen los mejores resultados no son necesariamente los más inteligentes de su promoción. No son aquellos adolescentes que siempre levantaban primero la mano en la escuela cuando preguntaba el profesor o resaltaban por sus magníficas notas académicas en el instituto. No son aquellos adolescentes que se quedaban solos en el recreo mientras los demás jugaban al fútbol o simplemente charlaban. Son los que supieron conocer sus emociones y cómo gobernarlas de forma apropiada para que colaboraran con su inteligencia. Son los que cultivaron las relaciones humanas y los que conocieron los mecanismos que motivan y mueven a las personas. Son los que se interesaron más por las personas que por las cosas y que entendieron que la mayor riqueza que poseemos es el capital humano. Segunda, la inteligencia no garantiza el éxito en nuestra vida cotidiana. La inteligencia no facilita la felicidad ni con nuestra pareja, ni con nuestros hijos, ni que tengamos más y mejores amigos. El CI de las personas no contribuye a nuestro equilibrio emocional ni a nuestra salud mental. Son otras habilidades emocionales y sociales las responsables de nuestra estabilidad emocional y mental, así como de nuestro ajuste social y relacional. En este contexto es en el que la sociedad se ha hecho la pregunta: ¿por qué son tan importantes las emociones en la vida cotidiana? La respuesta no es fácil, pero ha permitido que estemos abiertos a otros ideales y modelos de persona. En este momento de crisis ya no vale el ideal exclusivo de la persona inteligente y es cuando surge el concepto de inteligencia emocional (IE) como una alternativa a la visión clásica. En la literatura científica existen dos grandes modelos de IE: los modelos mixtos y el modelo de habilidad. Los modelos mixtos combinan dimensiones de personalidad como el optimismo y la capacidad de Fernández-Berrocal, Pablo; Extremera, Natalio:La inteligencia emocional como una habilidad… OEI-Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653) 2 automotivación con habilidades emocionales (Goleman y Bar-On). En nuestro país, el que ha tenido más difusión en los contextos educativos ha sido el modelo mixto de inteligencia emocional de Daniel Goleman. Fenómeno que tiene que ver más con las razones del marketing y la publicidad, que con la lógica de la argumentación científica. El propósito de este artículo es ilustrar el modelo de habilidad de John Mayer y Peter Salovey, menos conocido en nuestro entorno, pero con un gran apoyo empírico en las revistas especializadas. De hecho, Goleman tomó el concepto de IE de un artículo de Mayer y Salovey del año 1990, aunque en su famoso libro le da un enfoque bastante diferente. El modelo de habilidad de Mayer y Salovey se centra de forma exclusiva en el procesamiento emocional de la información y en el estudio de las capacidades relacionadas con dicho procesamiento. Desde esta teoría, la IE se define como la habilidad de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos de manera adecuada y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás. Desde el modelo de habilidad, la IE implica cuatro grandes componentes: • Percepción y expresión emocional: reconocer de forma consciente nuestras emociones e identificar qué sentimos y ser capaces de darle una etiqueta verbal. • Facilitación emocional: capacidad para generar sentimientos que faciliten el pensamiento. • Comprensión emocional: integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la complejidad de los cambios emocionales. • Regulación emocional: dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz. Estas habilidades están enlazadas de forma que para una adecuada regulación emocional es necesaria una buena comprensión emocional y, a su vez, para una comprensión eficaz requerimos de una apropiada percepción emocional. No obstante, lo contrario no siempre es cierto. Personas con una gran capacidad de percepción emocional carecen a veces de comprensión y regulación emocional. Esta habilidad se puede utilizar sobre uno mismo (competencia personal o inteligencia intrapersonal) o sobre los demás (competencia social o inteligencia interpersonal). En este sentido, la IE se diferencia de la inteligencia social y de las habilidades sociales en que incluye emociones internas, privadas, que son importantes para el crecimiento personal y el ajuste emocional. Por otra parte, los aspectos personal e interpersonal también son bastante independientes y no tienen que darse de forma concadenada. Tenemos personas muy habilidosas en la comprensión y regulación de sus emociones y muy equilibradas emocionalmente, pero con pocos recursos para conectar con los demás. Lo contrario también ocurre, pues hay personas con una gran capacidad empática para comprender a los demás, pero que son muy torpes para gestionar sus emociones

domingo, 12 de marzo de 2017

Nuevas miradas en educación



Los avances de la tecnología fueron cambiando el ritmo de nuestras vidas y esto se ve reflejado en las aulas, donde los docentes nos preguntamos de qué manera interesar a nuestros alumnos para que se involucren en el aprendizaje. Y no todos tendrán los mismos intereses.

"El cerebro no es un recipiente vacío a llenar de conocimientos, sino que viene armado genéticamente y se va formando con la influencia del contexto en el que vive. El cerebro no es fijo ni estático, es plástico: tiene altas posibilidades de cambiar y mejorar si tiene dadas las condiciones. Los niños tienen "cien lenguajes" para explorar y recrear, para construir su conocimiento, para desarrollar sus inteligencias instintivas, emocionales, cognitivas y espirituales", se señala en el artículo El nuevo pizarrón del siglo XXI: el cerebro de los alumnos (LA NACIÓN, marzo 2017)

El artículo nos invita a reflexionar sobre qué enseñar. Propone pensar como objetivos prioritarios aquellas propuestas de aprendizaje que estén en relación con  necesidades concretas de la vida de los alumnos, que apunten al desarrollo de habilidades mentales de profunda rigurosidad, con énfasis en la reflexión autocrítica, que lleven a la construcción del conocimiento y a la búsqueda permanente de lo mejor de la persona, su ser y sus relaciones. En esta selección, se descartan aquellos contenidos estáticos y arcaicos, para dar espacios y tiempos a proyectos singulares y creativos que desafían las múltiples inteligencias del cerebro. Es el aprendizaje en acción, aprendizaje activo, significativo, en el que cada alumno se involucra para hacer su aporte.

El mundo de hoy exige no sólo aprender, sino aprender a aprender, a comprender, a transferir los conocimientos modificando la realidad, creando y resolviendo problemas en forma colaborativa y respetuosa de la diversidad, buceando en la incertidumbre y co-creando en lo desconocido.

viernes, 6 de junio de 2014

Curso de redaccion juríca PRESENCIAL INTENSIVO en Buenos Aires

Mg. Silvana Cataldo


Objetivos:
El propósito de este curso es el de revisar algunos aspectos teóricos relacionados con la escritura de textos correctos y, en particular, revisar algunos errores comunes en la escritura de textos jurídicos.

Destinatarios: Abogados, estudiantes avanzados de Ciencias Jurídicas y auxiliares en Estudios Jurídicos.

Temario:

  • Características del lenguaje jurídico. Concepto de tecnolecto.
  •  El texto y su orden. Coherencia y cohesión. Adecuación según el destinatario y el propósito. 
  •    Recursos retóricos.
  •   Acentuación.
  •    Puntuación.
  •     Uso del gerundio.
  •   Uso de verbos: concordancia; uso de los futuros del subjuntivo.
  •    Queísmo y dequeísmo.
  • El problema del exceso de perífrasis verbales, muletillas, construcciones absolutas, locuciones preposicionales.
  • Claridad y concisión.

lunes, 19 de mayo de 2014

NOVEDADES

El Departamento de Lenguas de Centro Enfoques organiza cursos de inmersión para estudiantes de español y portugués en Buenos Aires (Argentina)  y en Río Grande do Sul (Brasil).

El objetivo es ofrecer una semana de inmersión para el perfeccionamiento de la lengua y el conocimiento de la cultura en todos sus aspectos: costumbres, arte, comidas, danzas.

Cronograma de actividades

Férias Julio 2014

Espanhol em Buenos Aires!






Agosto 2014. Portugués en Río Grande do Sul, Brasil.
(Próximamente más información)



martes, 13 de agosto de 2013

¿Hay que enseñar valores?

¿Hay que enseñar valores?

Intentar solucionar situaciones de violencia o de mala conducta en la escuela cuando ya se han desencadenado es necesario y no puede esperar. Pero la pregunta que nos hacemos es si podrían evitarse. ¿Hay modos de trabajar para asegurar una convivencia saludable en la escuela? ¿Cómo empezar?

Silvana Cataldo